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El papa denuncia tras el Via Crucis las lacras del mundo

El papa Francisco ha presidido el Vía Crucis en el Coliseo de Roma y, a su término, ha denunciado con firmeza las lacras que afligen al mundo en la actualidad, representadas todas ellas en "la crueldad" del calvario de Cristo.
El pontífice ha seguido este acto desde la colina del Palatino y a sus pies se han congregado miles de personas para rememorar el camino de Jesús de Nazaret hacia su ejecución y muerte.
Al término, Bergoglio ha pronunciado una breve alocución en la que ha denunciado la "crueldad" de algunas situaciones actuales que se corresponden, a su juicio, con el calvario de Cristo, como la corrupción o la indiferencia de las personas ante quienes sufren.
"En la crueldad de tu Pasión, Señor, vemos la crueldad de nuestras acciones y a todos los abandonados por los familiares, por la sociedad. En tu cuerpo herido vemos a aquellos desfigurados por nuestra indiferencia", ha lamentado.
También ha recordado a "nuestros hermanos cristianos" que "son perseguidos, decapitados y crucificados ante nuestros propios ojos y, a menudo, con nuestro silencio cómplice".
Durante el Vía Crucis, de más de una hora de duración, el papa ha permanecido sumido en un profundo recogimiento. Mientras, la cruz ha pasado de unas personas a otras hasta completar su recorrido desde el Coliseo hasta el Palatino, pasando por cada una de las catorce estaciones que componen su tránsito.
En cada una de estas etapas se ha leído una de las catorce meditaciones redactadas por Renato Corti, obispo emérito de la ciudad septentrional italiana de Novara, y que han hecho referencia a problemas actuales.
Los encargados de portar la cruz han sido representantes de diferentes circunstancias sociales, de tal modo que han participado en el acto enfermos, familias y personas procedentes de zonas en conflicto como Irak, Siria, Nigeria o Tierra Santa.