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Los amantes viajeros

Los amantes viajeros

A casi todo el mundo le gusta viajar. No digo a todos, primero porque conozco a mucha gente que lo detesta y no ve ninguna satisfacción en horas de vuelo o cientos de kilómetros de asfalto para conocer nuevas culturas y costumbres, y segundo porque lo de universalizar es una cosa que está muy fea: “No se debe generalizar”. Un buen lema que me enseñó la “seño Floren”, mí seño, allá por la primavera del 86.

Por eso, sin caer en la mala costumbre de meter al conjunto entero en un mismo saco, diremos que a la gran mayoría le encanta viajar y todos tan contentos.

Y a propósito de viajes, este fin de semana pasado, unos amigos, Marido y yo hemos estado conociendo y disfrutando de las bondades y costumbres, entre otras muchas cosas, de las tierras navarras.

Para ser más exacta, os contaré que hemos estado en Cintruénigo, una villa y municipio español, situado en la Ribera de Navarra, donde, por cierto,  se come de maravilla.

Debido a su situación geográfica, también nos dio tiempo a visitar otros sitios próximos al municipio como Tudela, en la que dimos un paseo por el casco antiguo de la comarca, Olite, un pequeño pueblo que presume del Castillo Palacio Real de Olite, construido como residencia estival para el rey Carlos III, y  en Ujué, en el Mesón Las Torres, nos comimos un milagro culinario con nombre y apellidos, Las Migas del Pastor con huevos fritos.

Después de las correspondientes visitas culturales y paradas gastronómicas, por la tarde volvimos a Cintruénigo y en un bar bastante popular entre los lugareños, nos tomamos unos Gins Tonics para comentar las batallitas del día, las frases del uno, las jugadas del otro, y echarnos unos risas recordando el pasado más inmediato, que es, por cierto, lo mejor y más divertido de los viajes.

El domingo, antes de volver a casa, le pusimos la guinda del pastel al fin de semana en el restaurante La Sidreria de Jofar, en la que comimos, entre otros muchos platos, carnes de la mejor calidad y un foie casero exquisito.

Un viaje, una historia y una aventura, cargadas con cientos de palabras, frases e imágenes que añadir a la sección de los recuerdos de los amantes viajeros.

Al llegar a casa, el domingo por la noche, tenía la típica mezcla post viajera, es decir, un cóctel explosivo de chorros de alegría y cubitos fríos y afilados de tristeza. Creo que a esto lo llaman melancolía. Una costumbre que tenemos CASI todos al recordar tiempos pasados, inmediatos o lejanos, que tienen la dichosa costumbre de parecer siempre mejores.

Leí una vez que lo mejor de un viaje es lo de antes; los preparativos de una fiesta, las primeras escenas de un buen filme,  los primeros capítulos de una gran novela, los momentos previos a una primera cita, la Noche antes De son, sin ninguna duda, la parte buena, lo que cuenta de cada historia, el mejor trozo del pastel.

El antes, El Origen, es el protagonista, la estrella de los recuerdos de la aventura, el dueño y señor de las imágenes y palabras clave del viaje, el puto amo de la fiesta.

Y creo que, por eso, por la excitación ante lo desconocido, la incertidumbre de qué pasará y cómo será,  es por lo que, a los CASI que estamos deseando hacer la maleta para conocer, saber y disfrutar, nos encanta viajar.

Porque la palabra viaje significa tiempo para vivir una y mil vidas a la vez; espacio para convertirnos en otros personajes; oportunidad de volver a ser los niños que fuimos la noche de Reyes; capacidad para sorprendernos y descubrir con alegría que todavía no se ha visto todo; excitación de reconocer lo conocido en lo desconocido y viceversa.

No estamos diseñados para el adiós, para acabar, para terminar convertidos en un puñado de recuerdos y cenizas. Preferimos las comas a los puntos, los centros a los extremos, los grises a los negros y a los blancos. Queremos correr aventuras y vivir historias que empiecen todos los días en los que EL NUNCA no encuentre su sitio.

Por todo y por nada, por el antes, por comienzos sin fin, por vidas interminables,  a los CASI que nos llaman los capítulos en blanco con tierras, personajes y épocas por redactar, por descubrir, por recordar y redecorar, nos entusiasma viajar, viajar, viajar y viajar…

Y vivir.

Vivir una cien y vidas.

Porque una sabemos que nunca será suficiente.

El redactor jefe me llamó después de recibir y leer el artículo y dijo: Interesante relato…, es una forma de viajar, buena, bonita y barata todos los días, perdón, CASI todos// Y sin moverte del sillón de casa. Como yo lo veo Jefe, el viaje que se desea, empieza a cada momento, en cualquier lugar…//Siempre principio, nunca final…, habitaciones con vistas, camas recién hechas, cielos azules, , puestas de sol, nuevas estrellas, mañanas de reyes, noches de boda…//…eternamente jóvenes.

Bip, bip, bip.  

Los amantes viajeros